Me miro, te miro: un acto de amor y responsabilidad en el encuentro con familias.
Los que llegamos a las profesiones de ayuda, con toda probabilidad, hemos estado influidos por nuestra propia historia familiar. Desde el “tenemos que/debemos ser” tal o cual para sentirnos pertenecientes, hasta el “queremos ser” porque deseamos consciente o inconscientemente un cambio de dirección en este río de la vida llamado familia.